Los vehículos autónomos son un tema de gran interés este 2023 al prometernos transformar totalmente nuestra forma de transportarnos, es por eso que la industria ha invertido fuertemente en desarrollarlos con la mejor tecnología de punta.
Hace algunos años soñábamos con trasladarnos en máquinas voladoras autónomas de forma segura, rápida y eficaz.
Pues si bien aún no hemos dado en el clavo con lo de los coches aéreos, ya es una realidad que podemos ser llevados de un lado a otro por nuestro coche sin necesidad de pilotarlo.
Los vehículos autónomos son el gran sueño de muchos fabricantes de autos y magnates tecnológicos, pues desarrollar una tecnología de software y hardware capaz de trasladarnos de forma segura y efectiva sería un cambio increíble a nivel mundial.
Si te interesa conocer más sobre los vehículos autónomos, cómo funcionan, cómo pueden cambiar nuestra forma de transportarnos y si podemos confiarles nuestras vidas, te invitamos a que sigas con nosotros porque en este artículo te lo explicaremos todo.
¿Qué son los vehículos autónomos?
Los vehículos autónomos son una nueva generación de coches que cuentan con tecnología avanzada de inteligencia artificial para conducirse sin la necesidad de un conductor humano.
Aunque aún no son la norma, existen varios programas en marcha para lograr su establecimiento.
Empresas reconocidas a nivel mundial en el sector de la tecnología y en transporte como BMW, Bosch, Ford, Google, Tesla o Volvo trabajan en ello.
En algunos países incluso comienza a experimentarse en la sociedad esta tecnología a modo de servicio como los taxis autónomos presentes en Singapur y los vehículos que usa Uber en San Francisco y Pittsburgh desde 2016.
La ciudad de Phoenix en el estado de Arizona se unió a la iniciativa de los robotaxis en 2020 con la marca Waymo, dejando claro que la propuesta de los fabricantes de coches autónomos puede ser una apuesta viable para el futuro de la humanidad.
¿Cuáles son los niveles de independencia del conductor en los coches autónomos?
Debido a su relativo reciente surgimiento, el sector tecnológico aún no define con exactitud el sistema para clasificar los niveles de autonomía de estos coches.
Sin embargo, tomando como referencia la definición más aceptada en esta industria, creada por la Sociedad de Ingenieros de Automoción (SAE) Internacional en 2014 y actualizada en 2016, podemos clasificarlos de la siguiente manera:
- El sistema automatizado es capaz de intervenir en momentos puntuales y emitir avisos sin tener control prolongado en el vehículo.
- El control del vehículo se comparte a partes iguales entre el sistema y el conductor. Un ejemplo usual de este nivel es el control de crucero donde el humano controla la dirección y el sistema mantiene una velocidad determinada.
- El sistema tiene control total del vehículo y el conductor humano supervisa pudiendo intervenir, manteniendo sus manos en el volante y vista en el tráfico.
- El sistema tiene control total del vehículo y el conductor humano puede relajarse. El sistema pedirá al humano intervención en caso de ser necesario como un copiloto.
- El humano no necesita supervisar al sistema, ni siquiera debe estar sentado en el asiento del conductor. Este nivel solo es aplicable en zonas especiales y limitadas bajo determinadas condiciones. Un ejemplo son los taxis autónomos.
- El nivel más alto de autonomía se denomina volante opcional. No requiere intervención humana.
El caso más popular de autonomía es hasta ahora el de Tesla, quien desde 2016 apostó por la creación de este tipo de autos capaces de alcanzar el nivel 5 de autonomía, aunque aún se encuentre en un nivel de “aprendizaje” analizando y recopilando los datos para su mejor desarrollo sin actuar.
¿Cómo funcionan los vehículos autónomos?
Estos vehículos son capaces de recopilar información de su entorno para percibirlo, tomar decisiones y conducir de forma segura en la carretera.
La tecnología detrás de los coches autónomos incluye una serie de sensores que leen el entorno del vehículo, como cámaras, radares, sistemas de posicionamiento global, láseres y visión computarizada.
También son capaces de conducir por carreteras programadas por lo que necesitan una reproducción cartografiada del terreno para su óptimo funcionamiento.
Con todos estos datos el vehículo autónomo crea un mapa detallado de su entorno configurándose para navegar de la mejor manera posible.
Si tenemos en cuenta lo complejo e impredecible que es una situación real de conducción urbana, podemos entender que estos vehículos para funcionar de forma totalmente autónoma requieran una serie compleja de interrelaciones a nivel de software.
Por ejemplo, el sistema de mapeado y localización debe combinarse con los datos recopilados por los sensores para crear una efectiva planificación lógica del sistema de control o lo que vendría siendo la “toma de decisiones” por parte del auto.
Esto no responde a las normas básicas de programación al estilo: “Si el auto de adelante disminuye la velocidad entonces se reducirá la velocidad del vehículo”, porque puede venir otro auto detrás o sencillamente tratarse de una autopista con valores de velocidad establecidos.
Al punto que queremos llegar es que este tipo de autos necesita tener muchos factores en cuenta para funcionar correctamente y no puede tomar decisiones en base a generalidades.
Es en este punto en el que entra a la ecuación la inteligencia artificial, permitiéndole al sistema del coche el aprender de las posibles situaciones y mejorar sus parámetros internos generando un aprendizaje en el proceso.
Esto, claro está, es una cuestión compleja a la que incluso los humanos podemos sucumbir como sucede con el dilema del tren en el que se presenta una situación en la que debemos decidir a cuál persona salvar y a cuál dejar morir.
Los coches autónomos también usan un sistema probabilístico para, por ejemplo, calcular su posición y la de otros vehículos en movimiento.
Pero no todo cae sobre el sistema ya que es necesario que las partes físicas del vehículo sean adecuadas para su uso. Por ejemplo, parte imprescindible de este tipo de coches son sus sensores y dispositivos de percepción.
Cada uno de ellos cuenta al menos con un GPS, un lidar, varios medidores láser, un radar, el sistema de navegación inercial y cámaras de vídeo. Los medidores láser, por ejemplo, escanean el entorno de forma constante para actualizar el mapa y conocer los obstáculos.
¿Cómo los vehículos autónomos podrían cambiar nuestra forma de transportarnos?
Los vehículos autónomos están cambiando la forma en la que entendemos y nos relacionamos con el transporte.
Si bien su desarrollo e implementación son una tarea desafiante, lo cierto es que este tipo de vehículo promete ser la forma de transporte del futuro.
Una de las principales preocupaciones que dieron paso a la creación de este tipo de vehículos es la gran cantidad de muertes que existen a nivel mundial anualmente por errores humanos durante la conducción.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) unos 1.35 millones de personas al año mueren en accidentes de auto y es una cifra que va en aumento. Los vehículos autónomos fueron diseñados precisamente para aumentar nuestra seguridad.
¿Cómo pueden lograrlo? Pues se postula que al eliminar al error humano de la ecuación desaparezcan las probabilidades de los consecuentes accidentes. Otro de los aspectos en los que puede cambiar la forma en la que nos transportamos es aumentando nuestro tiempo productivo.
¿Imaginas poder descansar, trabajar, leer o realizar cualquier otra actividad mientras viajas? Por ejemplo, mientras te diriges a tu trabajo puedes ponerte al día con información o preparar tus actividades laborales del día.
Esto nos brinda un infinito mundo de opciones para aprovechar nuestro tiempo al máximo mientras nos trasladamos de un lugar a otro, sin hablar de las potencialidades que puede ofrecerte un viaje largo.
Además, la autonomía y su equipado sistema tecnológico también optimizaría nuestra experiencia como pasajeros obteniendo consumos más bajos de combustible, mejor aparcamiento o rutas menos congestionadas.
Otra de las grandes ventajas de los vehículos autónomos es que se inclinan por ser más amigables con el medio ambiente usando combustibles renovables, rutas optimizadas y produciendo menor ruido.
Los vehículos automatizados pueden revolucionar el transporte de mercancías e incluso el servicio de transporte público.
Si tenemos en cuenta el auge que ha alcanzado esta tecnología y las grandes inversiones que se están haciendo en esta industria, podemos ver desde ahora un impacto positivo desde el punto de vista del replanteamiento y revisión de la seguridad vial, la amigabilidad con el medio ambiente y la seguridad.
Todos estos cambios dependen del nivel de autonomía del vehículo y el contexto en el que se aplica.
Todavía tenemos por delante algunas limitaciones tecnológicas, logísticas y legales que aún deben ser superadas para una implementación masiva de estos sistemas.
¿Son seguros los vehículos autónomos?
Uno de los grandes debates en cuanto al tema de los coches autónomos es si son realmente seguros para su uso y es una pregunta más que válida.
En 2018 un Uber autónomo atropelló a una mujer en Arizona causando su muerte. Este es uno de los casos en los que este tipo de vehículo se ha visto involucrado en accidentes con desenlaces lamentables.
Los seres humanos para conducir reaccionamos físicamente a nuestro entorno a partir de los datos que percibimos mediante nuestros sentidos y analizamos en nuestro sistema nervioso.
Es una tarea compleja en la que podemos equivocarnos mucho o rendir de manera deficiente por el fallo de alguno de los componentes involucrados como puede ser estar cansados y no reaccionar con rapidez o no tener atentos todos nuestros sentidos.
Aún así, las estadísticas siguen mostrando que el traslado en vehículos autónomos es más seguro que en vehículos conducidos por humanos.
De todas formas, nadie quiere ser ese por ciento nefasto, por lo que es necesario seguir madurando la tecnología antes de naturalizarla.
De hecho, esta inserción es otro de los aspectos preocupantes. Por ejemplo, varios expertos y analistas del fenómeno señalan que la convivencia de ambos tipos de vehículos – autónomos y conducidos por humanos- es un problema.
Este razonamiento, nada despreciable, nos lleva a la necesidad de crear zonas y horarios de circulación para ambos tipos de autos y, en consecuencia, un replanteamiento de las ciudades.
Por el momento todo indica que la tecnología es el paso correcto y se ha optado por trabajar en las mejoras de los vehículos autónomos a pesar de las preocupaciones en cuanto a la seguridad.
De hecho, en 2020 se firmó en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) por más de 50 países el reglamento para el funcionamiento de los vehículos autónomos.
Como ves, los vehículos autónomos son una tecnología con la capacidad de transformar la forma en la que nos transportamos ofreciendo significativos beneficios para la humanidad y el planeta.
Esperemos que la industria sea capaz de sortear los obstáculos para, en un futuro próximo, contar con autos más seguros y eficientes.